Erase una vez una danesa, una holandesa y un español, esto podía ser el inicio de un chiste, pero en realidad es la historia de nuestro viaje a Thuringia.
El viaje tenía muy buena pinta, visitaríamos un parque nacional, un pueblecito típico y acabaríamos en Erfurt.
El grupo lo formábamos 10 personas, Susane, Gerda, Trine, Annie, Vaughn, Brad, Brian, Marta, Izaskun y el que escribe. Todos de una nacionalidad distinta pero con un mismo interés, el turismo accesible.
Que importante es saber idiomas, no te das cuenta hasta que no convives varios días con personas de distintos países y el único idioma que nos une es el inglés. Con mi chapurreo me fui apañando, pero aunque soy muy torpe con los idiomas, me he propuesto actualizarme y para el próximo viaje poder interactuar más con el resto de la gente. Aunque en este caso todos eran muy proactivos y me lo hicieron muy fácil.
Primera parada, Parque Nacional de Hainich. Un bosque autóctono que acoge la mayor parte de especies de árboles existentes en Alemania.

Disponen de unas pasarelas aéreas, situadas a 24-45 metros de altura, que son una pasada. Se puede asear con silla y con peques tranquilamente por todo el recorrido, unos 500 metros, a los que se accede por ascensor. Es una pasa ver el bosque desde lo alto y ver cómo se mueven los árboles a tus pies, crea unas sensaciones espectaculares.

También hicimos un sendero de unos 2,5 Km. entre el bosque, pero se necesita ayuda de tercera persona en algunas zonas (principalmente por la gravilla). Si vas con una handbike no tendrás ningún problema.
Como en todos los lugares que hemos visitado, tienen baño adaptado y todos los servicios (cafetería, mesas para picnic, etc.)
Cerquita de aquí visitamos Bad Langensalza, un pequeño pueblo con el sabor más auténtico de Alemania.

Tiene un casco histórico muy bonito y es especialmente conocido por sus rosas (son grandes productores), incluso tienen un museo dedicado a ellas, y por sus jardines, siendo el pueblo con más jardines visitables de Europa, o eso contó Marcus, el guía local que nos enseñó todo el pueblo. Por cierto, encantador.
Si vais no os perdáis el jardín japonés, es precioso, muy bien cuidado y con sala de te para el relax incluido.

A un paso de Bad Langensalza se encuentra Mühlhausen, donde podéis ver una de las principales Iglesias donde J. S. Bach fue organista en 1707.
Cómo se nota que aquí nacieron grandes compositores de música clásica, todas las iglesias tienen órganos impresionantes que siguen usando muy frecuentemente para conciertos.

En este recorrido, dormimos en el hotel Schlosshotel am Hainich Behringen de Hörselberg, un antiguo colegio reconvertido en hotel, con gran cantidad de habitaciones adaptadas para personas con discapacidad.

Después de todo este recorrido que os he contado, llegamos a Erfurt, capital de Thuringia y campo base para el resto de la estancia.