Otro de los lugares que descubrimos el pasado puente de Todos los Santos fue El Parque Natural del Lago de Sanabria en la provincia de Zamora.

La casa del Parque

La Casa del Parque, Lago de Sanabria
La Casa del Parque, Lago de Sanabria

Lo primero que visitamos fue La Casa del Parque que está en Rabanillo. Es un centro de recepción de visitantes completamente accesible con varias salas en las que podréis encontrar información del Parque y de cómo se ha ido formando a lo largo de la historia. Este es uno de los centros que más me ha gustado por su diseño y por al forma que han tenido de presentar la información mediante juegos, pantallas interactivas e incluso una proyección en 3D.

Aquí pasamos buena parte de la mañana porque además en el exterior hay un sendero accesible de algo más de medio kilómetro en el que se pueden ver más de 80 especies botánicas mientras das un paseo disfrutando de la naturaleza. Este sendero debe ser relativamente fácil de transitar habitualmente pero a mí me resultó algo incómodo porque había llovido y el suelo estaba lleno de hojarasca así que tenía que ir con cuidado para que las ruedas delanteras no se clavaran y saliera despedido. Si queréis más datos de accesibilidad de esta casa del parque y del sendero podéis encontrarla aquí. Si necesitáis baño adaptado os recomiendo que utilicéis el que hay aquí porque luego la cosa se complica.

Baño accesible del Centro
Baño accesible del Centro

El Lago de Sanabria

De allí nos adentramos en el parque hasta llegar al Lago de Sanabria. Me resultó muy curioso que hay indicadas varias zonas de playa y efectivamente, la arena es muy parecida a la de la playa. Es muy chocante estar rodeado de naturaleza  y encontrar entre bosques una especie de calas que dan al Lago. Aunque algunas de estas playas estaban señalizadas con el logotipo de accesibilidad, nosotros no vimos nada que se pudiera considerar accesible.  Es cierto que no hay pendiente pero tampoco hay pasarelas que permitan llegar bien con silla de ruedas hasta la orilla. Yo fui marcha atrás pero en ocasiones me resultó difícil. Menos mal que cuento con el apoyo de mis amigos y enseguida tiraron de silla hasta llegar al mejor punto del lago. ¡¡¡Son la leche!!! Aquí aproveché para tirar fotos y disfrutar de un rato de tranquilidad oliendo a monte, divisando rapaces y alucinando con el colorido de los bosques en este momento del año.

Soy animal de monte ¡¡¡Qué le voy a hacer!!!

Antes de comer subimos hasta San Martín de Castañeda y a mitad de camino paramos en un mirador desde el que se divisaba el Lago completo.

Vistas del lago
Vistas del lago

Ribadelago Nuevo

En este momento empezó a llover así que aprovechamos para comer. No teníamos referencia de ningún lugar en concreto para comer así que entramos en el primer restaurante que vimos abierto. La verdad es que no ha sido el mejor lugar donde hemos comido pero al menos era accesible, incluso en el baño. No recuerdo el nombre pero es un pequeño bar que está en la plaza del pueblo de Ribadelago Nuevo. Este pueblo se creó en los años 50-60 ya que el anterior Ribadelago había quedado cubierto por el agua.

Por la tarde, ya se nos hizo tarde para subir a ver el lago de los peces que nos habían recomendado. Es lo malo de este tiempo, que la tarde es muy corta así que nos fuimos a La Puebla de Sanabria.

Viaje rodeados de muy buena gente
Viaje rodeados de muy buena gente

La Puebla de Sanabria

La Puebla de Sanabria
La Puebla de Sanabria

Y de La Puebla de Sanabria ¿Qué contar? El pueblo es una chulada pero un martirio para sillas de ruedas, sobre todo si no conoces los atajos. La parte más bonita del pueblo está en la parte alta y para llegar allí hay dos recorridos. El primero y más directo es una cuesta de tres pares de narices y el segundo es zigzagueando por las calles traseras. Pardillos de nosotros nos lanzamos a la aventura y subimos por la opción A.

 

Hay dos caminos para subir a la plaza. Nosotros elegimos el «mejor».

Todavía les estarán doliendo las piernas a mis colegas de aquella subida. La gente que nos veía alucinaba pero como no nos decían nada pues nosotros «to pa lante» para quemar las alubias que nos habíamos comido (jajajajaja). Como os digo el pueblo es muy bonito y en la parte alta se encuentra lo mejor, La Iglesia de la Virgen de Azogue y sobre todo el Castillo de los Condes de Benavente. Ninguno de los dos edificios es accesible pero simplemente verlos por fuera merece la pena. Mis amigos sí fueron a ver el castillo por dentro mientras Izaskun y yo descubríamos el itinerario bueno para volver a donde teníamos el coche. Resulta que se puede subir con el coche hasta la plaza mayor, pero además, hay por las calles traseras, otro itinerario que no es el más corto pero en el que casi no hay desnivel y por lo tanto, mucho más cómodo para ir con silla de ruedas.

Vistas de La Puebla desde lo alto
Vistas de La Puebla desde lo alto

Para reponer fuerzas lo mejor, un buen chocolate

Para cuando la cuadrilla salió de ver el Castillo nosotros ya estábamos en la parte baja del pueblo y habíamos localizado un pequeño salón de té con mucho encanto. El sitio no tenía escalones para entrar y nos comimos un chocolate calentito que nos supo a gloria.

Nos quedó mucho por ver y recorrer pero el día no dió para más así que tendremos que volver en otra ocasión.

Escrito por Kity.

Podéis seguis sus rodadas en www.faceboook.com/equalitasvitae

 

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