Desde hace 23 años me encuentro en una silla de ruedas. Estos años han sido duros, aprender a hacer cosas que jamás había podido pensar que podría hacer en esta situación, pero con ganas, tesón, familia y unos amigos inmejorables voy descubriendo que en esta vida hay muy pocas cosas que no puedes llegar hacer.

Esta entrada en el blog quizás no es la más apropiada para hablar de un sitio accesible y poder ser visitado, pero quizás es una de las entradas que más ilusión me hace compartirla. Quizás mucho de vosotros conozcáis muchas de las maravillas que tiene Bizkaia pero esta que os voy a contar es mi preferida, sin duda alguna: Gaztelugatxe.

Gaztelugatxe para quien no la conozca, es una gran «roca» que quiso ser isla pero fue abordada por la mano del hombre, ofreciéndonos un recorrido y vistas desde él impresionantes. La única pega para nosotros en silla, son las 200 y pico escaleras muy empinadas que hay que subir. Coronar la cima es imposible por nosotros mismos.
Mi última subida fue hace mucho tiempo, exactamente con la edad de 15 años. Podéis ver una de foto de cuando era niño, subiendo cada peldaño junto a mi padre. Después de 23 años, puedo deciros que gracias a un montón de gente que podría nombrar como familia, novia y amigos, este fin de semana he podido volver a subir de nuevo.

La razón de volver a subir es por una tradición de más de quinientos años del lugar de donde vivo, Arrieta. En Arrieta el día 31 de Julio se va en procesión durante unos 25km por los diferentes montes de los alrededores hasta terminar en lo alto de Gaztelugatxe, como podéis imaginar toda esta procesión que en su día nació como una ofrenda para evitar las «pestes» hoy en día se ha convertido en una fiesta a la cual todo tipo de gente acude para pasar un feliz día de verano.

Quiero compartir con vosotros estas 3 horas inolvidables que duró esta aventura básicamente con fotos y este pequeña explicación.
La coronación de la cima no superó los 30 minutos, incluyendo paradas técnicas (avituallamiento líquido y descansos). Una vez arriba, sacamos unas cuantas fotos para el recuerdo y luego una buena comida a base de tortilla, pimientos verdes etc. para recuperar fuerzas. La bajada fue algo mas rápida 20min aproximadamente. Una vez abajo, miré de nuevo hacia arriba, me despedí del lugar y tuve la sensación de que quizás volveré de nuevo algún día.

No podría cerrar esta entrada sin nombrar de nuevo y dar las gracias a toda esta gente que ha hecho que esto se pueda hacer realidad después de 23 años.
Escrito por: Iñaki Otazua
Podéis seguir sus rodadas en fly-urrun.blogspot.com.es