Oaxaca es una ciudad mágica. La fuerte herencia de sus pobladores zapotecas y mixtecos se combina con la española, como en pocos lugares del mundo.

Es una ciudad llena de colores, olores, sabores y gente amable.

La zona centro es plana y adoquinada, fácil de recorrer en silla de ruedas.

Centro de Oaxaca
Centro de Oaxaca

Me hospedé en el Parador de Santo Domingo de Guzmán que se encuentra a unos pasos del inicio del andador turístico, que va desde el convento de Santo Domingo hasta la Catedral con su parque central.

Recorriendo Oaxaca
Recorriendo Oaxaca

Un poco más allá del parque, están los mercados, que son imperdibles. Ofrecen los productos típicos de la región: mezcal, ropa bordada, hierbas y remedios para cualquier mal, pan y dulces, chapulines tostados y carne ahumada. Están llenos de gente todo el tiempo, pero los pasillos son suficientemente grandes para circular con la silla.

En un par de ocasiones en que mi silla de ruedas, que es de traslado, se atoró, recibimos la ayuda espontánea y amable de gente local. Un auto se detuvo y el copiloto bajó rápidamente a ayudarnos: nadie tocó la bocina, ni se alteró por el retraso.  En la otra ocasión, una guardia de tránsito detuvo el flujo de vehículos y se acercó a ayudar. De nuevo, ¡ninguna queja de las personas que transitaban por la calle!

Desfile Guelaguetza
Desfile Guelaguetza

Visité la ciudad a inicios de julio, unos días antes del inicio de la fiesta de los pueblos conocida como Guelaguetza. Ya estaban llegando las delegaciones y hacia las 5 pm hacían un desfile a lo largo del andador. Una media hora antes, con ayuda de los guardias de seguridad me instalé en un lugar justo a la orilla de la calle para verlos pasar.

Tuve la suerte de que la delegación del Istmo desfilara ese día. Se trata de gente que habita realmente la región, vistiendo con orgullo sus trajes tradicionales y bailando al ritmo de la música que los acompaña. Nos regalaron dulces, mezcal y tostadas de maíz.

Durante la semana de la fiesta, Oaxaca está llena a reventar y es muy difícil encontrar hospedaje. Pero una semana antes se pueden disfrutar estos desfiles y recorrer las calles con comodidad.

Convento de Sto. Domingo
Convento de Sto Domingo

El ex convento de Santo Domingo es desde mi punto de vista, la iglesia más bonita de la ciudad. Pueden visitarse el claustro y el templo para imaginarse como sería la vida en el lugar hace cientos de años.

En las calles, es común encontrar grupos de danzantes tradicionales bailando al ritmo de los tambores, con pulseras de cascabeles en los tobillos y muñecas. Cualquier persona que quiera unírseles es bienvenida y a nadie le importa como bailan, se trata de disfrutar la música.

Si te atreves a probar nuevos sabores, Oaxaca es una aventura. Se come delicioso desde los puestos del mercado hasta los restaurantes de comida de autor. Mi favorito absoluto, el tejate, al que llamaban bebida de los dioses. Está hecho con maíz, cacao, almendra de mamey y rosita de cacao. Se sirve helado en cuencos de cerámica y sacia el hambre y la sed.

Tejate
Tejate

Disfrutamos de Oaxaca con calma, deteniéndonos en cada plaza y parque. Mirando a la gente que viene de todo el mundo a llenarse de la magia de esta ciudad que parece fundir pasado y presente.

Post escrito por Ángeles Onate

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