MI NUEVO MEDIO ACUATICO, AGUA SALÁ

Ya nos hemos hecho unos cuantos largos en la pisci, así que estamos preparados para dar el salto al azul. Próximo destino: La Azohía en Murcia. Vamos a bucear….de nuevo!!!

Miguel es una de las personas que la lesión medular ha puesto en mi vida. Te dan un contacto para poder consultar dudas y al otro lado del teléfono aparece un tipo encantador con un interés en común muy especial: el buceo. Así que cuando Miguel me llama para decirme que va a bucear este fin de semana no lo dudo un instante: me apunto!!!

El plan es perfecto para la rentrée: Miguel y Carmen, su mujer, buceadores avezados y con mucha experiencia en esto del buceo adaptado; Manuel, buceador “advance” y quien mejor me conoce bajo el agua; el centro de buceo Rivemar, con instalaciones adaptadas (incluído barco con plataforma elevadora) y personal acostumbrado a buceadores “cojos”….. ¿Se puede pedir más?

Así que, superando nervios, miedos e inseguridades varias, el sábado por la mañana llegamos al centro de buceo. La primera en la frente: el traje de neopreno es taaaaaannnnn ajustado que lo tenemos que meter entre tres. Además he ensanchado de tren superior y la goma del cuello me ahoga….nota mental: venderlo por ebay en cuanto llegue.

Una vez metido el traje me acuerdo del sondaje que no he hecho, qué le vamos a hacer, espero ir soltando lastre si hace falta….

Con la ayuda de mis chicos, de las comodidades del barco, de Andy (mi buzo-sitter en esta primera inmersión), y de los dioses marinos, consigo meterme de nuevo bajo el agua!!!
Bajo por el cabo del ancla, voy compensando bien. Andy me va preguntando de vez en cuando. Todo ok. Cuando miro alrededor veo a Manuel, Carmen, Miguel preguntando qué tal. Todo ok. Miguel graba con su cámara (las fotos de esta entrada son suyas). Yo sigo bajando. Andy me ayuda con las piernas, no deja que se desboquen. Sigo respirando relajada y compensando. De nuevo el sonido de mi respiración bajo el agua. De nuevo el mar. De nuevo los peces. De nuevo la posidonia. De nuevo las burbujas. Ehhhhhhh esto va bien!!!

Ya estamos abajo. Vamos a comenzar la ruta. Intento avanzar con las manos. Miro mis piernas a ver cómo van. El cuerpo se me va. Intento ponerme en horizontal, encontrar la flotabilidad neutra. Ni de coña. El cuerpo va para arriba, para abajo, a un lado, al otro, voy vertical, así la resistencia al agua es mayor y tengo que hacer mucho más esfuerzo para avanzar. No sé cómo moverme para colocarme bien… Era demasiado bonito para ser verdad….. Ale, a desaprender de nuevo. Esto no es buceo, es buceo adaptado…. ¿Y ahora cómo lo hago?

Me relajo. Andy va en todo momento conmigo, sujetándome de la grifería, así que lo que tengo que hacer es encontrarme con mi nuevo cuerpo en este medio maravilloso, ir probando, investigando, intentando, mirando a los que saben, aprendiendo…….

El balance es positivo, he disfrutado mucho de mis inmersiones, aunque no acabara la primera por unas naúseas enormes (que curé con biodramina el día siguiente), aunque en la segunda al principio no era capaz de bajar las piernas y me ponía boca abajo, y hacía globos cuando conseguía bajar unos metros…. La sensación de ingravidez, de movimiento, de libertad, de disfrute ha sido inmensa.

Queda mucho por aprender y por practicar -ponerme y quitarme el traje, sondarme, plomos en los tobillos para bajar, aletas ¿sí o no?, respiración, botella más alta o más baja, ¿traje a medida o arreglo el mío?, hacer todo esto en centros menos adaptados y fondos más hostiles…..- como siempre, a ratos me enfadaré con el mundo y los dioses por lo difícil que es todo, pero aparecerá un click, y no volveré a pensarlo más…

Como la vida misma….
Al principio te llevan..

Luego aparece la maravillosa ingravidez..

Y al final las merecidas cañitas frente al mar…

Nos vemos en el azul!!

Post escrito por Cristina. Puedes seguir sus rodadas en su blog Tirando del carro