Este pasado puente de Todos los Santos nos hemos escapado unos días con la cuadrilla a tierras Zamoranas. Han sido 4 días muy intensos en los que hemos visto mucho pero otro tanto más nos ha quedado por ver así que tendremos que volver en otra ocasión. Para no extenderme demasiado, escribiré varios posts en los que os cuente lo que vimos e hicimos por si os apetece conocer esta tierra.

De antemano comentar que la gente de Zamora ha sido especialmente amable y nos ha hecho sentir muy a gusto, algo muy importante porque está bien que los sitios sean bonitos pero si su gente no acompaña la sensación que queda no es la misma.
Una de las excursiones que hicimos fue al Parque Natural de Las Arribes del Duero. Este parque está dividido entre Zamora y Salamanca. Nosotros visitamos la parte de Zamora.

Fermoselle

Comenzamos en Fermoselle, un pueblecito pequeño pero con mucho encanto, con casas de piedra y olor a leña. Allí está la Casa del Parque, una especie de museo en el que nos explicaron con todo detalle las características del parque, los usos y costumbres de la zona, la flora y la fauna,… Esta casa museo está ubicada en un antiguo convento que ha ido cambiando de usos a lo largo de su historia hasta convertirse hoy en día en lo que es.
La entrada cuesta un euro por persona pero realmente merece la pena su visita y las explicaciones que ofrecen las chicas del museo. Todo el edificio es accesible y podéis ver sus condiciones de accesibilidad pinchando aquí.

Desde Fermoselle fuimos atravesando diferentes pueblos que están dentro del parque hasta llegar a Fariza, otro pequeño pueblo desde donde hay unas vistas privilegiadas desde lo alto del monte a una garganta que hace el Río Duero. A escasos 2 km del pueblo está la Ermita de la Virgen del Castillo de donde hay una explanada muy grande y desde donde se pueden disfrutar de unas vistas increibles. La explanada tiene un suelo bastante uniforme y se puede llegar hasta allí en coche por lo que, pese a no haber nada especificamente adaptado, puede manejarme perfectamente. Si vais por allí, no os perdáis estas vistas.

Miranda do Douro
Dónde comer

Para comer nos fuimos a Miranda do Douro, un pueblo portugués donde todo el mundo habla «portuñol». Comimos en Restaurante Jordao, un sitio accesible y con un baño que si bien no está perfecto, sí es muy amplio. El aseo accesible es el femenino y aunque había barras de apoyo en los inodoros no había espacio de trasferencia. Juzgaz vosotr@s mism@s porqué.
Si embargo, la comida si que fue de nota. Nos habían advertido que tuviéramos cuidado con las raciones porque son enormes y efectivamente lo son. Un plato para cada dos personas es más que suficiente y si me permitís un consejo, no os vayáis sin probar la posta, una carne deliciosa y muy jugosa.
Crucero por Las Arribes del Duero
Por la tarde hicimos un crucero por el Duero adentrándonos en la garganta del río. Navegamos por la zona que a la mañana habíamos visto desde Fariza. Durante la excursión que dura una hora una guía nos explicó con todo detalle las características de la garganta y su ecosistema. Fue una explicación fantástica y muy, muy amena. Para acceder al barco hay una rampa muy larga con una pendiente muy pronunciada que une el muelle con el barco. El personal se encargó de bajarme hasta el barco y después de entrarme dentro, ya que para entrar en el barco había unas 4 ó 5 escaleras. Pese a no ser accesible, la experiencia mereció la pena porque el lugar tiene un encanto especial. Al finalizar el recorrido en barco, nos invitaron a tomar un vino de Oporto y nos hicieron una exhibición de cetrería en la que disfruté más que los peques que estaban por allí.

Accesibilidad
Pese a que el barco no era accesible, la instalación sí que lo es. Podéis llegar con vuestro propio coche hasta la misma puerta y dejarlo allí porque hay plazas reservadas para personas con discapacidad. También hay baño adaptado, este sí con espacio de transferencia, barras de apoyo, radio de giro y lavabo sin pie.

Callejeando por Miranda do Douro
Para cuando terminamos la excursión, se había hecho de noche y no pudimos ver mucho en Miranda do Douro. Es un pueblo que merece la pena visitar durante el día para callejear y comprar sábanas o toallas que tanta fama tienen en Portugal. Todo el casco histórico tiene un pavimento enlosado muy cómodo para recorrer en silla de ruedas y prácticamente todas las tiendas y bares no tienen escaleras así que sin mucho problema para siller@s.
Y hasta aquí, mi viaje en silla de ruedas a Las Arribes del Duero. En breve os enseñaré nuevos sitios que hemos descubierto en nuestro viaje a Zamora, pero eso ya será para otro post.
Escrito por Kity. Para seguir sus rodadas www.facebook.com/equalitasvitae
Fenómeno, donde dormir?. Jeje
Nosotros dormimos en Casa de las Lilas y desde allí nos fuimos a hacer excursiones varias.
Te dejo el enlace http://lacasadelaslilas.com/
Un abrazo rodante 🙂