Cada vez que pienso en la Toscana me viene a la mente las imágenes de un sitio idílico donde se come y se bebe muy bien, un sitio donde se puede descansar y no pensar mas que en disfrutar.
No sé si es por las películas que hemos visto, por la imagen renacentista que nos han presentado siempre o por la publicidad que hacen, pero sigo teniendo en la mente una imagen maravillosa del lugar.
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En este viaje sólo vimos una pequeña porción de La Toscana, pero es muy representativa y sirve de muestra del lugar.
Llegamos en avión directamente a Florencia una de las ciudades más bonitas de Italia.
La ciudad rebosa turismo y clasicismo por todos sus rincones, es un lugar espectacular.
Nos alojamos en el hotel Balestri justo al lado de todo el centro histórico. De allí fuimos al museo palacio Galería Uffizi, que estaba al lado, donde nos encontramos con el resto del grupo.


Éramos un grupo reducido pero muy bien avenido, Johannes el super luna´s party del grupo (nombre que le acabamos poniendo al grupo por el marchoso de Johannes), Martina la holandesa errante (jejeje), Donatela la estilosa italiana, Damiano y Enma (una mezcla explosiva italo-inglesa), Britta la alemana (la más joven y más formal de todos), y nosotros. Guiándonos a todos estaba Paola una simpatiquísima italiana organizadora del viaje y Estéfano su compañero, que nos llevaron, nos trajeron, nos enseñaron todo y nos hicieron sentirnos como en casa.

El Palacio de los Uffizi está convertido en un museo espectacular, con dos alas separadas por una plaza y comunicadas entre si por una galería. El museo está lleno de obras pictóricas y escultóricas que dejan boquiabierto al visitante. Es completamente accesible, tiene esculturas y reproducciones que las pueden tocar las personas con discapacidad visual. Las personas en silla de ruedas tienen una entrada alternativa que facilita el acceso al museo.


Florencia es una ciudad para pasear y disfrutar de la cultura, de sus edificios y monumentos.
Después del viaje y de la visita museo, cansados de un largo día, fuimos a cenar todos juntos al Restaurante Bistecca Toscana, donde degustamos unos chuletones asados a la brasa y otras maravillas de la cocina toscana.



Ahí pudimos ver un coche adaptado de alquiler (lo podéis solicitar Accessible Tourism), que si visitáis la zona os puede venir de maravilla, para daros independencia.


Con el estómago bien lleno y un Chianti de más, volvimos al hotel a descansar.
La habitación del hotel tenía vistas al río y una decoración muy chula de estilo italiano. No estaba perfecto en materia de accesibilidad pero con las atenciones de Paola, Estéfano y su equipo de Accessible Tourism cubrieron todas las necesidades que teníamos.
El segundo día resultó ser agotador, había mucho que ver y muy poco tiempo. Visitamos el Palazzo Vecchio, antiguo ayuntamiento y edificio singular, con sus frescos y sus altos techos, que adornan sus enormes salas.



Callejeamos por la ciudad, comimos en el Hotel Mediterráneo que también tiene habitaciones adaptadas para personas con discapacidad, aunque hay que tener en cuenta que las puertas de los ascensores de este hotel son bastante estrechas, por lo que no todas las sillas de ruedas no pueden entrar.



Por la tarde visitamos el Museo de la Ópera del Duomo junto a la catedral de Florencia. No te esperas sus grandes esculturas, los pórticos y las diferentes salas del museo. La visita fue una gozada, pero para cuando nos dimos cuenta y salimos a la calle ya estaba anocheciendo.


La calle se había llenado de bullicio, la catedral estaba punto de cerrar y ya no nos dejaron entrar, toda una pena, tenía una pinta espectacular. Está claro que tendremos que volver a ver todos los rincones que nos hemos dejado, y qué tan buena pinta tienen….

Lo cierto es que Florencia da para mucho más que un par de días de visita.
Como ya no íbamos a visitar más sitios y no era plan de desperdiciar el tiempo volviendo al hotel hasta la hora de cenar, decidimos callejear por el centro de Florencia.
Dimos con un mercado de productos artesanales de La Toscana, allí pudimos degustar sus quesos, sus vinos, sus dulces y como no, nos llevamos nuestro pequeño tesoro para casa, uuuummmmnnn.

Disfrutamos muchísimo callejeando, visitando sus tiendas, comprándonos unos calcetines de rayas y topos blancos, me sentía doña Rogelia jajajajaja.

De vuelta al hotel, donde habíamos quedado todos juntos para ir al restaurante a cenar, pasamos junto al Ponte Vecchio, puente medieval símbolo de la ciudad y uno de los mas famosos del mundo, que estaba iluminado de una forma muy bonita y muy romántica.

El puente no es muy accesible para silla de ruedas por su pendiente, pero si se puede visitar con ayuda. Merece la pena recorrerlo, está lleno de pequeñas joyerías y justo en el centro tiene una zona de mirador hacia el río que por la noche hace la ciudad muy bonita iluminada. Es uno de los rincones que no te puedes perder de Florencia.
Todos juntos nos dirigimos al Restaurante Torcicoda, un auténtico restaurante italiano accesible para personas con discapacidad, con baño adaptado y una plataforma interior que sorpresivamente sale del suelo y elimina los tres escalones interiores.
El menú, típico de la cocina de la toscana fue una delicia para los sentidos.


Por cierto, todos los lugares visitados, eran accesibles y disponían de baños adaptados. Las calles son enlosadas o empedradas, pero sin correr con la silla se pueden recorrer sin problemas.
Después de un gran día por Florencia volvimos el hotel para descansar y emprender marcha al día siguiente hacia Siena.
Esta será otra historia que os contaremos dentro de poco.
Arrivederci!!!!!!
Escrito por Kity
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Hola queremos ir con mi esposa a Florencia en diciembre y queríamos saber como hicieron para ir desde el aeropuerto hasta el hotel. Hay un tren adaptado o algún transporte adaptado?
Buenos días. Nosotros fimos con furgoneta adaptada que vino a recogernos al aeropuerto. Si quieres puedes poerte en contacto con Paola de Florence Planet que te puede gestionar el servicio de transfer ccessibletourism@florenceplanet.com. Un abrazo rodante 🙂