Uno de los grandes atractivos de Asturias es su riquísima gastronomía y de entre todos, dos de los productos estrellas son la sidra y el queso de Cabrales.
¿Quién pasa por Asturias y no disfruta de unas patatas al cabrales al mismo tiempo que espicha unas sidrinas?
MUSEO DE LA SIDRA
Por eso mismo, nos parece súper importante conocer el origen y la historia de estos «protagonistas» así que nos fuimos a visitar el Museo de la Sidra, ubicado en Nava, un pueblecito a una media hora de Oviedo y 25 minutos de Gijón, en dirección a Asturias Oriental.

En el museo nos explicaron todo el proceso de elaboración de la sidra, desde los diferentes tipos de manzanas que hay para elaborarla, a cómo se prensa, se embotella, etc.

Se pueden ver las técnicas más tradicionales con maquinaria de la época (muy curiosa por cierto), y luego pudimos hacer nuestra propia sidra.

Durante la visita damos un paseo a lo largo de los años conociendo cómo eran los bares de antaño, cómo juagabn y todavía hoy juegan a la rana, pudimos convertirnos en gaiteros y al final, cómo no, degustamos un culín de sidra.


Todo el museo es accesible con silla de ruedas, cuentan con ascensor para subir a la planta superior y también hay baño accesible, aunque las barras están colocadas al revés ya que es fija la del lado de acercamiento y fija la contraria.

El juego de la rana con silla de ruedas
QUESERÍA VEGA DE TORDÍN
El Queso de Cabrales es el otro protagonista de este post por eso nos fuimos hasta Arenas de Cabrales, cuna del mismo, para visitar la Quesería Vega de Tordín. Esta quesería se ha hecho muy famosa porque elaboró un queso que se subastó en 11.000 €.

Es un edificio de reciente construcción ya que la anterior quesería se la llevó por delante una riada pero sus propietarios, con Dorita a la cabeza, decidieron resurgir de sus propias cenizas y poner en marcha de nuevo la empresa que con tanto esfuerzo habían levantado las generaciones anteriores.

Hasta aquí deberéis llegar con vuestro propio coche, que lo podréis aparcar sin problemas ya que, aunque no hay plazas señalizadas, hay mucha zona de aparcamiento. La visita comienza viendo las vacas en el establo y un novedoso sistema de ordeñe. Casi, casi podríamos decir que las vacas están en un spa porque mientras la máquina las ordeña, les dan un masajito. Lo cierto es que les debe gustar porque ellas solas van a ordeñarse cuando sienten la necesidad.

Después recorremos la quesería viendo todo el proceso de elaboración desde un pasillo central con grandes ventanales que dan a las diferentes partes de la quesería. Por higiene no podemos entrar en las salas de elaboración pero se puede ver todo el proceso desde este pasillo.

Las ventanas son altas y desde una silla de ruedas es dificil ver el interior pero han construído unas rampas y pasarelas de madera a las que poder subir para verlo todo mejor. Sí es importante saber que las rampas tienen una pendiente pronunciada y en algún punto la zona de giro es limitada así que si vais con silla manual necesitaréis un «empujoncito» para subir y si vais con manual, puede que en algún punto tengáis que maniobrar para girar. Si es así, decidles que os muevan las rampas para ganar espacio. Si algo tiene esta familia es que son súper dispuestos.

Al finalizar la visita, que viene a durar una hora, podréis degustar su famoso queso o comprar en una pequeña tiendita que tienen al final del recorrido.
La instalación tiene un baño, que si bien tiene puerta ancha, las dimensiones del mismo son limitadas para moverse con silla de ruedas.
EL LLAGAR DE TITI.
Y una vez que hemos conocido todos los secretos sobre el queso y la sidra sólo nos queda degustarlos y qué mejor que en un restaurante ACCESIBLE como El Llagar de Titi. Está ubicado a unos 15 minutos del Museo de la Sidra y a 30 minutos de Gijón.

Os puedo decir que nos dejó impresionados, habíamos oído hablar de él pero cuando fuimos descubrimos que todo lo que nos habían dicho era poco. Sus dueños han pensado en todo tipo de clientes.

Tiene un chiquipark en la entrada con zona de merendero cubierta por si vas con niños, en el interior todas las mesas tienen una parte a la que le han eliminado un frontal para permitir el acceso con silla de ruedas, disponen de carta en braille, hay dos baños adaptados que están cerrados para que nadie que no lo necesite entre y nos encontremos así el aseo en perfectas condiciones siempre.

Además, si eres usuario de silla de ruedas, te regalan una llave del aseo para que cuando vuelvas, ya no necesites pedirla nunca más.

Su especialidad son las carnes asadas a la brasa aunque el resto de la carta es súper apetecible.


Si estáis por la zona de Siero no lo dudéis y daos un homenaje en este fanástico restaurante inclusivo.
Escrito por Kity.