A finales de mayo de 2018 estuve en Edimburgo y otros lugares de Escocia con mi pareja y unos amigos, así que aprovecho para contarles mi experiencia. Les adelanto que, en general, estoy muy contenta con prácticamente todo lo que vi respecto a la accesibilidad, sobre todo en Edimburgo. En la actualidad, aun puedo desplazarme sin necesidad de silla de ruedas, pero con bastante dificultad, así que fue una experiencia estupenda el estreno de mi silla eléctrica plegable!!.
En el aeropuerto:
Para llegar a EDIMBURGO en avión lo puedes hacer a través de tres aeropuertos relativamente cercanos. En mi caso lo hice por el Aeropuerto de Glasgow Prestwick, que a 125 kms y 1,5 horas en coche es el más alejado y, además, el más pequeño de los tres. En cualquier caso, fue la opción elegida por precio y horario del vuelo y por nuestra planificación del viaje. El aeropuerto más cercano a la ciudad es el propio de Edimburgo, que se sitúa a poco más de media hora en tranvía.

El aeropuerto de Prestwick es muy pequeño y no dispone de pasarela de acceso que conecte directamente con los aviones. A la llegada, una plataforma elevadora nos estaba esperando a la puerta del avión con mi sillita eléctrica. Su única función, en mi caso, fue bajarnos como si fuese un ascensor, en cuanto que la entrada a la terminal se encontraba a pie de pista a unos 50 metros que recorrimos andando.
En Edimburgo:
Las dos primeras noches nos hospedamos en el hotel Haymarket Hub. Mi único requisito, en ese caso, fue que las habitaciones dispusieran de plato de ducha. Las habitaciones y baños son bastantes pequeñas y el plato de ducha algo elevado, pero suficiente en mi caso para salir del paso. No obstante, me consta que el hotel dispone de habitaciones accesibles, porque la recepcionista intentó localizarme alguna libre al verme llegar en silla de ruedas. La recepción se encuentra unos 8 escalones por encima del nivel de la calle, pero dispone de una plataforma para salvar el desnivel, así como dos ascensores para conectar con las distintas plantas.

El hotel se encuentra bastante cerca del centro (a unos 10 minutos a pie) y justo en frente existe una estación de tren y una parada de tranvía accesible que te puede conectar directamente con el aeropuerto de Edimburgo, así como con la zona centro de la ciudad situada a una o dos paradas. Si se hospedan en este hotel o en la zona les recomiendo desayunar en una cafetería llamada “NOMAD” que se encuentra muy cerquita.
Tengo que decir que mi experiencia en el lugar ha sido estupenda. Se trata de una ciudad preciosa, con muy buen ambiente y accesible. Me ha encantado el hecho de que la mayoría de bares o locales donde comer a los que acudí disponían de aseo adaptado a nivel de la calle. Un ejemplo de lo concienciados que están en esos lares es el hecho de que una acera que se encontraba interrumpida por obras en varios tramos disponía de unas rampitas provisionales en cada uno de los cortes para poder bajar y subir a la calzada. ¡Increíble!

Otra experiencia que me encantó fue el Parlamento. Cuando me encontraba en frente me entraron ganas de acudir al servicio, así que probamos a entrar en el edificio. Consiste en una construcción moderna a la que se accede de manera gratuita tras pasar por un arco de seguridad. Se trata de una atracción turística en la que al entrar te reciben muy amablemente… nos indicaron en un perfecto castellano las distintas exposiciones e, incluso, nos invitaron a asistir a la asamblea parlamentaria que se celebraba en ese momento. Pues bien, cuando digo que el Parlamento me había encantado se debe a las características del aseo adaptado. Nunca había visto nada igual. ¡Disponían incluso de una grúa para hacer transfers y el pulsador del agua del wáter funcionaba con la vista!!! (esta parte no se la termina de creer mi pareja que no entró al aseo, pero les aseguro que era así).

Siguiendo con el paseo por la ciudad tengo que decir que hay zonas que no son tan accesibles por la propia orografía, como puede ser la calle que sube al castillo (Calle Royal Mille). No obstante, es tan bonita y amplia que se puede ir recorriendo poco a poco disfrutando del ambiente. Por cierto, tal como nos recomendaron, el tránsito entre “Princess Street” (una de las calles principales del centro) y “Royal Mille” (calle muy popular), mejor hacerlo por el puente “North Bridge”, donde la pendiente es menos pronunciada. Los cementerios (otra atracción turística) tampoco eran accesibles, ni el “Carton Hill”, una colina con una serie de monumentos y con vistas a la ciudad.

La ciudad merece mucho la pena, y lo ideal sería visitarla como mínimo tres días, pero teníamos muchos kms. que recorrer por el resto de Escocia, así que en nuestro caso sólo estuvimos un día y medio muy bien aprovechados.



Edimburgo – Dundee
La tercera noche la pasamos en Dundee (costa este de Escocia), en el “Taypark House”, un hotel con bastante encanto. Al no disponer de ascensor, reservamos la habitación adaptada. La misma se encuentra en la zona exterior, y en cierto modo te encuentras un poco apartada, pero mereció la pena. En esta zona del país, lo que realmente me pareció muy atractivo y recomendable es la ciudad de Saint Andrew. Muy recomendable el paseo a pie junto a la costa… nos encantó!.



Dundee – Fort August (Highlands).
Escocia es muy bonita y la región de Highlands, zona oeste del país, espectacular. El problema en esta región es que no existen hoteles. Los hospedajes se basan mayormente en “Bed and Breakfast”, alojamientos familiares en pequeñas edificaciones o casas regentadas por particulares, generalmente, también moradores (aunque realmente no te sientes en la casa de un extraño). El inconveniente de este tipo de instalaciones es que no suelen estar adaptadas.
Realmente el recorrido entre Dundee y Fort August, a los pies del Lago Ness, es un poco largo, y aunque los paisajes son bonitos, en la primera parte del recorrido no hay mucho que merezca la pena. Relativamente cerca de Fort August (50 minutos por carretera secundaria) se encuentra Fort Williams, un pequeño pueblo, a pie de un lago, con bastante ambiente. En esta última localidad hay una calle peatonal con diversos comercios y locales donde poder comer. Ahí mismo, a la altura de la calle “Monzie Square”, existen de 3 aparcamientos reservados para personas con movilidad reducida.
Fort August – Inverness – Isla de Skye.
En Fort August, a los pies del Lago Ness, pasamos la cuarta noche, en una habitación de un “Bed & Breakfast” con plato de ducha de pequeñas dimensiones.

Aunque la carretera principal de la zona bordea el Lago Ness a lo largo de 50 kms, realmente hay pocos sitios para contemplarlo de cerca o con tranquilidad. Dos de las zonas en las que lo pude hacerlo fue tomando “Oich Road”, al sur del lago, y desde el castillo de Urquhart, a mitad de camino.

De ahí nos dirigimos a Invernees, una ciudad bastante grande, para lo poco poblada que está esta zona del país, en la que seguro existen numerosos alojamientos adaptados, y de ahí a la Isla de Skye a través de unos parajes impresionantes.
Isla de Skye.
Se trata de una isla con unos paisajes espectaculares, muy poco poblada y más grande de lo que parece, pero con pocas carreteras, por lo que se puede recorrer en algo más de un día. Nosotros pasamos dos noches porque ya sabíamos que merecía la pena y, efectivamente fue así. ¡No dejes de visitar la isla si viajas por esta zona de Escocia!.
Nos hospedamos en un Bed and Breakfast llamado “12 Oses”, con unas vistas impresionantes. La habitación, a la que se accedía a través de una suave rampa. era amplísima, pero el baño pequeño y no adaptado, y la cama demasiado baja (casi en el suelo).

En esta isla existen algunas instalaciones tipo hotel en la que sí pueden existir habitaciones adaptadas. Eso sí, ya sea en un B&B o en un hotel, hay que hacer las reservas con bastante antelación, porque suelen ocuparse muy pronto y los precios se disparan.
Recomendación: Llevar crema repelente de mosquitos. Existen unos mosquitos muy pequeños que, aunque no suelen picar, sí son molestos.
Isla de Skye – Stevenston
A estas alturas ya tocaba recorrido de vuelta. Nos metimos un tramo bastante largo con el coche (400 kms en carreteras secundarias), pero espectacular desde el punto de vista paisajístico.


Hicimos noche en “The Red Squirrel by Marston’s Inns”. Unas instalaciones situadas a 30 minutos del aeropuerto. La recepción se encuentra en un módulo externo (restaurante coqueto y con buenos precios), mientras que las habitaciones están en otro edificio próximo, todo ello en un mismo recinto con muchísimos aparcamientos. Por tanto, aconsejo dejar todo en el coche hasta que dispongan de las llaves, para no estar de un lado para otro con las maletas. La habitación estaba adaptada, con un baño espacioso y bien equipado.


Ya en el aeropuerto la cosa fue bastante sencilla. En un primer momento te asisten para pasar el puente aéreo, luego te dejan en la zona de espera donde hay locales para comprar o comer algo, te vienen a buscar para llevarte a la zona de embarque (aquí se llevaron la silla eléctrica y me sentaron en otra motorizada) y, por último, te suben al avión a través de una rampa una vez que han entrado todos los pasajeros.

En resumidas cuentas…
El viaje mereció mucho la pena. El tiempo en el país suele ser bastante irregular, pero nosotros cogimos unos días estupendos. Los precios de hoteles y restaurantes son más elevados que en España, obviamente, pero tampoco es que sea una exageración. La comida típica del lugar es “Fish and chips” (pescado con patatas fritas), un plato sencillo y económico. En la zona centro de Edimburgo predomina la comida rápida en los típicos bares de cervezas. Un sitio donde comimos bien, a buen precio y con variedad, es en “Rose Street Café”, situado a la altura del nº 192 de la calle “Rose St.”, donde se ubican muchos otros locales donde comer.
Por otro lado, comentar que a lo largo del recorrido encontramos tres aseos públicos adaptados a los que sólo se podía acceder con la “Eurokey”. Por desgracia, en esa época aún no disponía, así que no pude usarlos. En cualquier caso, es bastante habitual encontrar comercios con baños adaptados.
También me gustaría hacer mención a la amabilidad y simpatía de los escoceses. Antes de ir ya nos lo habían dicho y, una vez allí, se confirmó al 100%. Como anécdota, nos agradó mucho el día que estuvimos tomando un tentempié junto a un lago y un señor del lugar se nos acercó desde un evento que se celebraba al aire libre a 100 metros de distancia para invitarnos a tomar algo.
Por último, aconsejarles que sí alquilan un vehículo lo hagan con seguro a todo riesgo sin franquicia. Por la falta de costumbre en cuanto al sentido de circulación y la ubicación del volante, es habitual circular muy cerca de la cuneta o de los bordillos, con el riesgo de que las ruedas sufran algún daño.
En resumidas cuentas, un país con mucho encanto que merece visitar. Quien necesite saber algo más sobre nuestra estancia que no dude en preguntarnos!!.
Escrito por Soraya.
Podéis seguir sus rodadas aquí
Gracias por enseñarnos tu viaje ¡
Creía que Edimburgo era inaccesible totalmente, esa era la noticia de los conocidos que han estado allí.
Pero no hay nada como tener referencias, de una sillera viajera.¡¡¡¡
Muchísimas gracias María por comentar.
Aquí tienes tu casa si en algún momento te apetece compartir algunos de tus viajes. Estaremos encantados de publicarlo.
Un abrazo rodante 🙂
[…] Echa un vistazo al blog silleros viajeros […]
Queremos ir un grupo de amigos , uno de ellos en silla de ruedas eléctrica, a Escocia y queremos alquilar una furgoneta de 6 plazas en total. Estoy venga que mirar y no encuentro . Me podrías ayudar? Gracias
Hola Nagore,
No tenemos información de dónde puedes alquilar una fugo adaptada en Escocia, ya lo siento no poder ayudarte respecto a esto.
Un abrazo rondante