Recientemente hemos visitado la preciosa ciudad francesa de Burdeos aprovechando nuestras vacaciones en Las Landas.
Desde hace un tiempo solemos escaparnos a recargar pilas a esta zona porque nos encanta pasar unos días en camping con el peque y lo cierto es que en Francia la oferta de este tipo de alojamientos es bastante amplia. Es relativamente sencillo encontrar campings que dispongan de bungalows o mobilhomes adaptada y a precios asequibles.




En esta ocasión hemos ido a Mimizan, en la parte más alta de las Landas. El camping que hemos elegido es de 4 estrellas y dispone de minigolf, varias piscinas (cubiertas y al aire libre) todas ellas con agua climatizada. Además, las piscinas disponen de toboganes que son una delicia para los más pequeños. Este camping es muy llano por lo que me resultó cómodo para moverme. Los aseos, duchas y servicios para campistas son accesibles, de modo que si os movéis con autocaravana es una buena opción, aunque lo cierto es que las piscinas no disponen de grúa y si no sois habilidosos no podréis hacer uso de las mismas. En otras ocasiones hemos elegido una zona más al sur, pero esta vez apostamos por esta otra con la intención de acercarnos un día a conocer Burdeos (está a una hora y media en coche, aproximadamente).


Como os digo, la idea era pasar un día en Burdeos pero una vez allí nos dimos cuenta que nos íbamos a quedar muy pero que muy cortos, así que tendremos que volver al menos un fin de semana. La idea en nuestro caso será ir en coche hasta Hendaya y una vez allí pillar un tren que nos deja en el centro de la ciudad. Otra opción es ir en avión ya que la ciudad tiene aeropuerto y hay una gran cantidad de vuelos.
Burdeos es la capital de la región de Aquitania y reconocida mundialmente por sus afamados vinos.
Nosotros nos movimos fundamentalmente por el casco histórico. Las calles son, en su mayoría, peatonales, aunque hay que tener en cuenta que hay numerosos tranvías así que hay que tener cuidado al transitar. El pavimento es bastante uniforme así que os podréis mover cómodamente con silla.
El simple hecho de pasear por la ciudad es una maravilla. Sus edificios majestuosos, el ambiente bohemio de sus calles, sus terrazas, sus tiendas afrancesadas con ese estilo tan típico y, por supuesto, su paseo junto al río.



Visitamos la catedral, una joya del gótico y Patrimonio de la Humanidad desde 1998. LA entrada es gratuita y accesible con silla de ruedas. Data del siglo XI, aunque de su estructura románica se conservan exclusivamente los muros interiores de su nave central. Una de las cosas que más nos impresionó fueron sus vidrieras, de gran colorido y dimensiones impresionantes. También nos resultó muy curiosa la decoración de los pilares, pintados con llamativos colores y diversas figuras geométricas.


Poco a poco fuimos recorriendo su casco histórico hasta llegar al río para dar un paseo en barco. Hay varias opciones, barcos turísticos en los que con audioguía te van explicando la historia de los edificios por los que vamos pasando o barcos de transporte público, conocidos como VAP3. Nosotros nos decantamos por esta opción porque con el peque hacer una ruta de 1 ó 2 horas podría ser excesivo para él y no nos merecía la pena pagar los 18 € por persona porque no los íbamos a aprovechar. La segunda opción nos encajaba fenomenal porque salen cada 5 ó 10 minutos, hacen el recorrido similar (sin explicaciones, eso sí) pero a 2 € por persona. Además, son todos accesibles. En cada parada, hay plataformas de madera con rampas que comunican el paseo con las embarcaciones. La entrada a los barcos está a cota cero y en su interior hay espacio reservado para 2 sillas de ruedas. Como hacía un día precioso nosotros decidimos salir a la cubierta y disfrutar de las vistas desde el exterior.


Desde el barco veréis los numerosos puentes que atraviesan el río Garona, de especial importancia el Puente de Piedra, el más antiguo de Burdeos.
Bajamos en la parada de la Ciudad del Vino, un precioso edificio que te dejará sin palabras. En su interior encontrarás 14.000 metros cuadrados de exposición sobre el mundo del vino en general y del vino de Burdeos en particular. Hay visitas guiadas y numerosas zonas interactivas donde descubrir este mundillo a través de los sentidos.

Nos habían hablado del Espejo del Agua, una fuente en el suelo que hace que toda ella se convierta en un espejo y que contraste con el Palacio de la Bolsa, pero no nos dio tiempo. Se estaba echando la tarde y teníamos que regresar de modo que nos quedamos con ganas de conocerla, pero no sólo esto sino el barrio de Chartrons, la Plaza de Quincoces, el barrio de Quincoces, etc. Así que, como os decía al inicio del post, nos queda pendiente otra visita para seguir descubriéndola con más detenimiento.
De regreso al coche, montamos en tranvía porque al peque le apetecía probarlo (para él cualquier cosa, por sencilla que sea, es una aventura) y así de paso, aprovechamos para testar que la accesibilidad, tanto física como visual de este transporte es fantástica.

Ahhh, por cierto, ya sabéis que mi OBSESIÓN es encontrar baños adaptados allá donde vamos. Pues bien, en cualquier lugar encontraréis cabinas de aseos públicos adaptadas. Son gratuitas y puedes hacer 15 minutos de uso cada vez. Al finalizar el tiempo se realiza un autolavado integral con agua que sale del techo para dejarlo todo limpio para el siguiente usuario así que, tenedlo en cuenta. Si no os dais prisa o podéis llevar un remojón (jajajjajjja)
Espero que este post os haya servido y si vais a Burdeos os pueda ayudar.
Un abrazo rodante.
Post escrito por Kity