El Acuario de Gijón está situado en el paseo de la playa de Poniente, en el casco urbano de Gijón. De reciente construcción, es una de las perlas turísticas de esta gran ciudad costera.
Tenía muchas ganas de visitarlo, ya que me habían hablado muy bien de él. Además no se si he comentado en otras ocasiones, pero soy un gran amante de la naturaleza, me encanta ver y visitar todo tipo de zoos, acuarios o avistamientos de animales en su hábitat natural. Me encanta descubrir con quien compartimos este mundo tan maravilloso en el que vivimos y que tanto tiene que mostrarnos y enseñarnos.

El Acuario es casi completamente accesible, su recorrido se puede realizar con silla de ruedas de una manera autónoma, salvo en un par de pequeñas pendientes, en las que se puede necesitar ayuda de tercera persona. Dispone de baño adaptado y ascensor que comunica las diferentes plantas del mismo. AQUÍ tenéis toda la información de accesibilidad.

Al comienzo de la visita, se atraviesa la recreación de un río de la Cornisa Cantábrica, en el que a distintos niveles, se pueden ver truchas, anguilas, salmones y demás especies que habitan en estas zonas. Aunque lo que más me impresionaron fueron las nutrias, una pareja encantadora, a las qque les gusta exhibirse y llamar la atención del público. ¡Cómo juegan!, ¡Cómo nadan!, ¡Qué vitalidad!. Si no fuese porque venía un grupo detrás, me hubiese quedado toda la mañana observándolas, es una gozada…..

Después de despegarme del cristal de las nutrias, pasamos por distintas salas, donde pudimos conocer especies de todos los mares, principalmente del Cantábrico que es donde estamos, pero no menos espectaculares que las de otros océanos. Arrecifes de coral, peces globo, peces payaso, pepinos de mar, caballitos de mar, langostas, bogavantes, ¡si es que tienen de todo!

Casualidad o no, tuvimos la suerte de ver a los cuidadores del acuario dar de comer a los tiburones, las tortugas, los meros y las rayas del Oceanario. Impresiona ver cómo vienen a comer unos animales tan grandes y con que respeto tratan a sus cuidadores. Cuando te colocas delante del cristal y ves venir un tiburón con la boca abierta, esperando su bocado, da la sensación de que te va a comer. ¡Esto sí que es 3D y no lo que ponen en el cine!
Además nos contaron, que tienen una actividad superchula para niños, que consiste en dormir en el Oceanario, al lado de los tiburones y otros grandes mamíferos marinos. ¡Quien fuera niño otra vez……..!
Pero como ya no somos niños, aunque a veces lo parezcamos, terminamos la visita con un cafecito en la terraza de la cafetería del acuario, que como ya había dejado de llover, era el sitio ideal para disfrutar de unas buenas vistas a la bahía y revivir esta maravillosa experiencia que habíamos pasado. Un lugar completamente recomendable.
Escrito por Kity.
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